Contacto con personas fallecidas

04.10.2018

Hablar de la muerte siempre generará emociones encontradas, ya sea por eventos vividos en primera persona o por el relato de algún amigo o familiar que ha vivido la experiencia con algún cercano.

Cada persona que pasa por nuestra vida, deja una marca única en esta existencia, ya sea familiares, amigos u otros, todos nos dejan una enseñanza.

Muchas veces la partida es tan inesperada o las circunstancias no son las más apropiadas, que nos quedan preguntas sin respuesta, no permitiendo cerrar este ciclo y continuar nuestra vida.

Desde niño mi visión de la muerte fue un poco extraña, creo que puede ser porque siempre pude hablar con personas fallecidas. Muchas veces me costaba diferenciar entre vivos y muertos, ya que algunos se materializan tanto, que cuesta creer que realmente están muertos. Hasta casi los 25 años me generaba duda cuando veía a alguien. Solo cuando sabía que realmente estaba muerto, por haber asistido al funeral o cuando alguien me comentaba que ya no estaba en este plano, era más sencillo poder decir; "si, este está muerto". Recuerdo cuando niño, ver a personas transitar por la casa o por lugares que visitaba. En un almuerzo familiar vi a mi abuelo materno cruzar por el pasillo de la casa y acercarse a la cocina, mirarme fijamente y luego retirarse con una paz inmensa, como si nada. O cuando más adolecente recibí la visita de mi abuela materna, que en la noche se sentó en mi cama y acariciaba mis piernas. Yo sin entender nada me tapaba con las frazadas, pensando ilógicamente que se iría. Y así un sinfín de eventos que eran bastante extraños y que me causaban un terror horrible, hasta el punto de paralizarme en varias ocasiones. Fue casi a los 19, que tuve un sueño donde vi a varios familiares fallecidos que me hablaban, los acompañé hasta una gran puerta, la abrí, veía mucha luz, les pedí que se fueran porque su trabajo aquí ya estaba finalizado. Desde ese momento no volví a ver a nadie. Es como que mi consciencia se bloqueó por terror a ver seres fallecidos.

Al tiempo después, solo sentía presencias y al cerrar mis ojos los lograba visualizar. Para mí, esta era una situación menos invasiva y que me generaba menos temor. Viví en ese paradigma hasta que conocí a mi esposa, en ese tiempo mi polola.

Un día iba en el metro de Santiago y vi a un hombre joven frente a mí, en el mismo vagón. Me miraba insistentemente, vestido él de traje y con el bolso de una empresa auditora. Yo, siendo estudiante de auditoria pensé; "quizás me conoce de algún lugar". Luego de un tiempo la situación continuaba y me generaba algo de persecución, ya que, ¿cómo era posible que me encontrara siempre con la misma persona?, y que siempre se quedara fijamente mirándome. Le comento a mi polola esta situación que me tenía intranquilo, ya que llegue a pensar que incluso tenía alguna mala intensión en contra de mí. Le describí a dicho hombre. Ella me queda mirando paralizada y me muestra una foto de un amigo. Yo la veo y le digo; "si, él es". En ese momento pensé; "quizás me vio en alguna foto con ella y quizás, como es su amigo, le quiere enviar saludos y no se atreve a hablarme". Al terminar de pensar eso, ella me dice que el falleció en un accidente hace años atrás. Quede congelado de solo escucharla. Entonces comprendí que podía ver a aquellas personas fallecidas nuevamente.

Comencé a buscar ayuda en aquellos lugares donde pensé me podrían explicar lo que me pasaba y como dejar de ver eso. Estudie varias terapias que pensé me ayudarían a dejar de ver, a dejar de sentir y escuchar.

Fue a mis casi 33 años que encontré la respuesta a mis preguntas. Conocí la terapia Thetahealing, que me sirvió para reprogramar algunas creencias que me generaban tal pavor a lo desconocido. Desde ese día mi relación con la muerte cambio, los miedos se fueron y comencé a ver este tipo de contactos como algo natural, como una muestra de amor de aquellas personas desencarnadas hacia sus familiares y amigos cercanos.

Comprendí que la muerte es solo un velo que separa nuestro plano físico del plano más sutil y eterico. También entendí que si ellos se acercaban a mí, no era con la intensión de hacerme algún daño o causarme temor, sino que simplemente sabían que los podía ayudar a entregar algún mensaje importante para sus cercanos. Así fue, como desde ese día las canalizaciones fueron tan naturales como conversar con algún amigo que uno se encuentra en la calle. Recuerdo en un viaje de trabajo que hice a La Serena, llegar a un centro de internet, donde un hombre se me acerca y pide entregar un mensaje a su hijo que estaba frente a mí. Luego de decir todo lo que él me comentaba y aclarando a su hijo que podía creer o no, me quede con una sensación de relajo y felicidad indescriptible.

En otra oportunidad fui a buscar a mi madre a la clínica. Al llegar se me acerca una señora mayor, de pelo blanco, con un chal sobre su espalda y me pide hablar con su nieta (paciente que estaba en la cama al lado de mi madre). Con algo de duda de si hablar o no, me acerque a ella y le comente lo que estaba pasando. Le entregue el mensaje que su abuela me decía. Ella se alegró y agradeció el contacto. Fue en ese momento que tome la confianza de que había desarrollado una habilidad que acercaba el plano de los vivos y el plano de los muertos.

A lo largo del tiempo, y luego de haber canalizado varias personas fallecidas, me he dado cuenta que siempre están bien. Muchos familiares llegan a la consulta, preocupados porque algún familiar o amigo tuvo una muerte repentina, buscando explicaciones. Ellos siempre me dicen que se encuentran bien, dan algunos relatos de lo que piensan luego de morir e incluso hay aquellos que hacen bromas respecto a su familiar que pidió canalizarlos, generando un dialogo distendido y mostrando que la muerte es solo un cambio de estado, haciendo sentir que su alma transciende y que siempre están presentes cuando sus cercanos los necesitan.

También me he encontrado con personas a punto de fallecer, que detienen su proceso de ascensión por miedo al "infierno" o al "castigo divino". En esos casos, les hago terapia para quitar esos temores y que sientan el amor incondicional del creador, y la confianza que todo está bien, sabiendo que seres de luz guiaran su camino de regreso al corazón de dios. Es así, como luego de unos días, desencarnan llenos de paz, logrando salir de su cuerpo con facilidad y sin dolor, según lo que los mismos familiares me han manifestado.

Con todo esto quiero decir que, nuestros seres fallecidos siempre están con nosotros, en aquellos momentos en que los llamamos o necesitamos de una u otra forma, y son ellos mismos quienes buscan el canal de comunicación, ya sea a través de sueños, imágenes, películas o terceras personas que hacemos de canalizador para entregar esos mensajes tan pacificadores.

Si eres de aquellos que los ve, los siente o puede hablar con ellos, no sientas temor. Si te comunicas desde el amor incondicional, el creador/Dios siempre estará contigo y te protegerá de todo.

Con la canalización de seres fallecidos, conectados a través del amor incondicional, podemos resolver temas pendientes y liberar aprendizajes, cerrando este ciclo con armonía.

Si sientes la necesidad de tener una canalización o trabajar tus miedos como canalizador(a), puedes contactarme para agendar una sesión.

Te invito a visitar mi web www.misanacion.cl.

Un abrazo de luz!!.

Luis Luengo F.

MISANACION